¿Régimen de prima media o de ahorro individual?
El
debate más reciente que nos han planteado los medios de comunicación alrededor a
esta disyuntiva -que bajo mi óptica tiene un pésimo orden en torno a la
formación real de criterios para una decisión adecuada ante una posible opción
de jubilación-. De esta manera deseo redireccionar la discusión a zonas donde
usted amigo lector encuentre un real valor para su futuro financiero como
potencial adulto mayor que requiere de un sustento económico igual de longevo a
sus condiciones particulares.
Acabar
con las líneas de este artículo para resaltar las bondades de un sistema frente
al otro es irrelevante y no lo voy a hacer -espero no estar decepcionándolo por
ello- debido a que ambos regímenes exhiben grandes brechas a cubrir y cada uno
de ellos tiene sus desventajas, como en todo. Lo que si deseo es mostrarle que
usted puede mejorar ese futuro sabiendo que por ley no tiene otra opción más que ahorrar
por obligación para su vejez en estas dos alternativas para su jubilación.
Partamos
de un artículo como este “La
ilusión de una pensión más alta motiva el cambio de usuarios hacia Colpensiones”
con el fin de encontrar foco en el nuestro. Creer erradamente que el sistema
pensional es el único responsable de su vejez y quien será él quien lo sustente
cuando ya no pueda laborar, es una constante que se repite en el grueso de la
opinión pública –Tema que abordé en “¿Y
usted también va a dejar su edad de jubilación en manos de terceros?”–.
Alguien pudiera afirmar que uno de estos dos sistemas es mejor que el otro y
dar sus argumentos, pero insisto en que es completamente estéril sostener ese
debate; tal vez los mayores interesados en que este no pierda vigencia son o
Colpensiones o los Fondos privados obligatorios (me estoy refiero al debate),
porque así pueden depredarse entre ellos los cotizantes alrededor del país.
Yo
puedo afirmarles hoy que ninguno de los dos sistemas logrará sustituir sus
ingresos alcanzados en su plena etapa productiva por más que les compartan al
detalle sus bondades. Es más, ninguno de los dos logrará siquiera superar el
sesenta por ciento (60%) del valor de
sus ingresos de hoy. De esta manera, ¿por qué desgastarnos entonces discutiendo
cuál de los dos sistemas es mejor? Si ninguno de los dos logrará sostenernos plenamente en torno a
nuestras necesidades financieras que nos depara la edad mayor. Prefiero entonces,
darle mayor ponderación en la discusión
de la necesidad que tiene cada persona que inevitablemente llegará a la
edad mayor –así no lo desee– de crear opciones alternativas de ahorro que pueda
ir transformando en inversión para evitar cualquier dependencia al mismo
sistema pensional en Colombia. Es decir, que la verdadera discusión gira en
torno a su habilidad para postergar caprichos de consumo en el hoy y poder acumular
recursos que luego destine a invertir con un panorama de tiempo de por lo menos
diez (10) y quince (15) años (deseo hacer
una claridad en este punto: No estoy recomendando con mi anterior afirmación,
las alternativas de ahorro voluntario a través de los distintos fondos que
ofrecen los fondos privados para reducir la carga impositiva –aún mantengo mis
reservas en tales bondades, por los costos de oportunidad de la inversión
frente a la reducción de la base gravable para la liquidación de los impuestos
de renta, sabiendo que se debe congelar unos recursos durante diez (10) años;
periodo similar al que estoy planteando en mi tesis–). Debemos empezar a
transformar nuestra visión y perfil financiero desde ahora, debemos
urgentemente abandonar esa visión “traqueta” del ¡ya y para ya! Nada bueno nos
trae pensar que se invierte al menor tiempo buscando las mayores rentabilidades
posibles. Las conclusiones de esa manera de pensar han expuesto a la nación a
innumerables crisis sociales y económicas que tal vez ya se han borrado de
nuestros archivos de memoria porque tal vez el hecho más reciente ocupa todo
ese espacio.
Es
esta falta de visión de largo plazo la responsable de tanta miseria en torno a
nuestra población de adultos mayores, que se mueren haciendo fila en un
establecimiento bancario reclamando su mesada y que lucha día a día para
sostener sus necesidades vitales en torno a su condición humana con unos
recursos que apenas si alcanzan ¿un panorama aterrador, verdad? ¿Se imagina que
sería de Colombia si a sus adultos mayores no se les hubiera obligado a ahorrar en su etapa productiva? Sin embargo,
con todo y esto, el grueso de los colombianos se quejan del mismo sistema. Simplemente miremos lo que hacemos con las cesantías cada año, se convirtieron en una extensión más de nuestro salario y dejaron de ser el seguro para cuando estemos cesantes (Les recomiendo leer: "¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar?").
Por
todo ello y por todo lo anterior, es que nace mi afirmación en torno a la
facilidad de responsabilizar a los terceros de nuestros fracasos económicos y
por esto deseo con ímpetu resaltar que el único responsable por su futuro financiero
es nadie más que USTED mismo. Así que empiece desde ya a darle el doble o el
triple del peso al ahorro en su presupuesto periódico y divida en la misma proporción al gasto que
idolatra su ego en el hoy pero castiga fuerte y drásticamente las finanzas del
anciano del futuro, si desea vivir una vejez plena y saludable.
Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
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