miércoles, 30 de diciembre de 2015

Y ¿Cómo va la tasa (i%) de usura? Trimestre actual (Enero –Marzo 2016)

Este no será un artículo sino que será un informe que se actualizará cada trimestre (Trimestre a evaluar: (Enero-Marzo 2016) cuando la Superfinanciera publique las tasas máximas permitidas (tasa de usura) que pueden cobrar por los créditos ordinarios los establecimientos crediticios bajo su vigilancia en el país.

Análisis:



Actualmente la tasa de usura (Ver Grafica: Línea azul) para los créditos de consumo y ordinario se encuentra en el 29,52%ea, presentando un incremento de 52pb (-0.52%) con respecto al trimestre inmediatamente anterior (29.00%ea) –Este movimiento es de 41Pb superior al anterior incremento trimestral que tan sólo se había movido 11Pb entre trimestres– de esta manera la tasa periódica mensual (MV) pasa del 2.1447%MV al 2.1789%MV –cifra que aumenta en 3.42Pb (0.0342%)– una variación que le significaría $199.92 mensuales sobre la cuota por cada millón si se difiere a doce meses, es decir, que al año le costará $2.399,04 financiarse por ese mismo millón frente al trimestre anterior –una variación que sigo insistiendo como en los informes anteriores, sigue siendo marginal–. Por lo anterior, podríamos esperar que para el año 2016 podríamos exponernos a mayores probabilidades de ver una tasa de usura nuevamente en zona del 32,0%ea. Sin embargo, miremos las condiciones actuales de algunos indicadores de la economía para evaluar en contexto las condiciones de disponibilidad de liquidez y las perspectivas futuras.

Si se detalla el comportamiento de la tasa de usura (línea de color azul en la gráfica) vemos que confirma detención de su tendencia bajista, la cual inició en Enero del 2013 después de haber mostrado su tasa máxima en Octubre del 2012 (31,34%ea) y empieza a consolidar la salida de una tendencia lateral. Estas pequeñas variaciones trimestrales se vienen dando debido a que el ente supervisor podría estar descontando posibles incrementos en la tasa REPO por parte del Banco de la Republica (línea roja en la gráfica) que actualmente se encuentra en el 5.75%ea y mayores probabilidades de nuevos aumentos para el año 2016 (con las condiciones reales de la Tasa REPO en la actualidad se podría ver para el próximo año una tasa REPO en torno al 6.50%ea); por el lado de la inflación –Tal y como lo resaltamos en el informe anterior– (línea verde en la gráfica) terminó por presionar lo suficiente para que se realizará un ajuste en la política monetaria por parte del Banco de la República. De esta forma, la inflación total pierde su estabilidad y abandona el anclaje en las expectativas futuras, por lo cual ya no lograría cerrar el 2015 por debajo o cerca al 4.0%, sino por el contrario cerca al 7,0%; hay que resaltar que el Banco de la República tiene como meta objetivo para el IPC un rango del (3.0% +/- 1.0%) para el año 2015.

Recuerde que también puede consultar el anterior informe sobre la usura de manera trimestral en los siguientes enlaces:



Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
http://edubursatil.blogspot.com.co/

martes, 22 de diciembre de 2015

Si desea ser inteligente a la hora de consumir, renunciaría a comprar en Diciembre

Definitivamente cada año este asunto comercial que encierra la euforia decembrina no deja más que dolores de cabeza para el inicio del siguiente. Por esta razón, para quienes me preguntan por las promociones, descuentos y rebajas –recomiendo leer “El silogismo detrás de los grandes descuentos (Madrugones, Trasnochones y similares)”– es que decidí desarrollar este artículo.

Indiscutiblemente no voy a castrarle a ninguno de mis lectores o participantes de mis auditorios la posibilidad de consumir y llenar de azufre la palabra compra, porque sería una completa imprecisión de mi parte y más sabiendo que es el consumo tal y cómo lo he afirmado en mis anteriores post– es el combustible de nuestro modelo económico capitalista. Es más, puedo afirmar, que allí es donde está la raíz del problema para muchos, que ven en la vida financiera un calvario a la hora de comprar y no un disfrute para su sano vivir.

En lo particular, personalmente desde hace dos años seguidos he renunciado a comprar en el mes de Diciembre y hasta ahora los resultados han sido muy satisfactorios tanto para mi sano vivir como para mi disfrute financiero (sólo me enfoco en mi lado filantrópico). Lo primero que deseo aclarar aquí es que yo no creo en las promociones –lo puedo decir con razones firmes en las prácticas comerciales de las cuales tengo acceso indirecto– porque nadie vende un producto para perder, las ventas bajo la promesa de una imperdible “promoción” simplemente está persuadiendo a su población objetivo para que compre en el momento que el comerciante así lo desee, pero sin la posibilidad de renunciar a un margen, de lo contrario todos los comerciantes estarían quebrados y yo hasta ahora no he visto el primero quebrar, así que sus atractivas “promociones” les deja igual ganancias para sus ejercicios. Y lo segundo que deseo aclarar es que soy poco tolerante ante la exposición a los tumultos, largas filas y la algarabía a la hora de comprar.

Por todo lo anterior he tenido la fortuna de moverme por fuera de las fechas nacionalmente comerciales. Esto significa, que si deseo ir a cenar a un restaurante lo hago celebrando el “día sin motivo”, es decir, para el día menos pensado y cuando realmente se me antoje sin importar lo que se celebre a nivel nacional –yo lo llamo evitar el efecto rebaño–, porque definitivamente no hay nada más molesto que exponerse a buscar una mesa disponible en cualquier restaurante en medio de una celebración nacional. Esta misma filosofía la he venido aplicando como les mencioné anteriormente para lo que ocurre en Diciembre, he movido mi rango de fechas para ampliar la posibilidad de encontrar un escenario de tranquilidad a la hora de comprar, pero lo más importante y creo que es esto lo que más desea leer amigo lector; lo que esto ha impactado positivamente mi perfil financiero y sin necesidad de ser un cazador de ofertas y/o promociones. En el pasado mes de Octubre pasé por un almacén de ropa para caballero y me compré un par de trajes de corbata, lo genial fue que me encontré unos precios muy interesantes y además de ello, logré medírmelos sin ningún tipo de congestión y con toda la calma del mundo –aunque no soy muy amante de quemar mucho tiempo decidiendo y comprando algo en un almacén– lo increíble del asunto fue pasar por el mismo almacén el pasado 08 de Diciembre y para mi sorpresa corroborar que el precio de dichos trajes se había incrementado un 35% aproximadamente y además la congestión en el vestier era simplemente interminable. Así que definitivamente me pregunté ¿Para qué ir de compras cuando el efecto rebaño está en plena ebullición?

¿Si sólo tengo dinero cuando existen primas semestrales?

Muy seguramente existirá alguien que en estos momentos se esté preguntando esto. Y con toda razón lo puede hacer, porque muy probablemente no es muy hábil a la hora de planear sus gastos cuando consume y deja todo a la premura de último momento para hacerlo. Pero si bajo este ejemplo que les acabo de compartir ¿no sería mejor haber planeado sus compras?, miremos el caso de alguien que no tiene la posibilidad de comprar antes lo que necesita para satisfacer alguna de sus necesidades básicas, sino que tiene que esperar hasta que llegue el pago de la prima, simplemente quedará expuesto a la ferocidad de las variaciones en los precios (inflación decembrina) de los productos sin ningún tipo de protección.

¿Cómo protegerse de ello?

Indiscutiblemente la primara opción sería que se programe y ahorre para evitar así cualquier sorpresa en su presupuesto y comprar en meses diferentes a Diciembre. Pero si usted definitivamente no es de aquellos que planea (cómo la mayoría de personas que conoce) sus gastos, tendría la opción de usar su cupo de tarjeta de crédito –recuerde que esto es un compromiso bajo su responsabilidad financiera– para los meses anteriores (Octubre-Noviembre) o posteriores (Enero-Febrero). De esta manera, podrá encontrar mejores precios y pagar su crédito de la tarjeta con los flujos que le llegan en los momentos de primas semestrales (para el caso que consuma en meses anteriores)  –definitivamente bajo esta operación suponiendo que se asume un gasto en ropa por valor de $520.000 a un plazo de doce meses usted habría pagado sólo $19.250 por concepto de intereses que equivaldría al 3.70% sobre el valor total adquirido en mercancías si paga su obligación dos meses después de haberla adquirido, muy por debajo del 35% que se incrementó el precio de los mismos–  y guardar dichos flujos (sin afectar el cupo de la tarjeta de crédito) para poder usarlos en los meses posteriores a ellos, en caso que desee comprar en los meses de Enero-Febrero.

De esta manera, financieramente hablando consumir en un mes diferente a Diciembre es mucho más productivo y potencialmente eficiente –se puede consumir con la tranquilidad que implica una época valle y a la vez coincidir con una rebaja sin saberlo– que esperar todo el año para desaforarse para comprar hasta lo que no se necesita de manera prioritaria y verse obligado a desarrollar un olfato cazador de ofertas bajo el estrés de un reloj que consume el tiempo a toda velocidad. Por todo lo anterior, es que hoy en día le dejo este mes a mi lado lleno de filantropía, compartir con aquellos más cercanos y disfrutar de la calma financiera que me ha permitido este cambio brusco, pero necesario para evitar el efecto rebaño y sus desmanes.

Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
http://edubursatil.blogspot.com.co/

martes, 15 de diciembre de 2015

Visa Schengen: mucha fiesta para tan poco

Cada vez que escucho la fiesta y la euforia con la que comunican los diferentes medios la noticia de la eliminación de la visa para el espacio Schengen a los colombianos me asalta la misma pregunta ¿Y en donde está la fiesta? Y no me mal interprete amigo lector, pero la verdad sea dicha, aquí no hay nada que celebrar y ya entenderá el ¿por qué?

Revisando algunas cifras que expuso el cónsul de España (Rafael Dezcallar) en Colombia al diario EL TIEMPO el pasado 09 de Diciembre del año 2014 donde afirmaba que la tasa de rechazo de visas es de tan sólo el 4%, es decir, que de los 75.000 visados solicitados en el año 2013, se expidieron 71.000. Por lo anterior, con una tasa tan baja de rechazo ¿Por qué celebrar la eliminación de la misma? Si prácticamente con estos números le aprobaban la visa a quien  presentara su solicitud.

Ahora bien, miremos la otra cara de la moneda. Evaluemos lo importante que puede llegar a ser el turismo para el PIB en un país como lo es España y más cuando este viene sorteando una crisis económica de ingente tamaño. Si revisamos con detalle para el año 2014 el turismo pesó alrededor del 11% del PIB para este país, lo cual lo hace un rubro sensible para el desempeño general de la economía. De esta manera, ahora podríamos empezar a entender ¿por qué España fue quien lideró ante la comunidad Europea la eliminación de la visa Shengen para los colombinos?. Detrás de toda acción desinteresada puede esconderse una acción muy interesada, pero esto per se, no es malo; al contrario es definitivamente una acción valerosa ante una posibilidad de recibir en su jurisdicción “turistas” que ante el mundo no son del todo para fiar –Pero en definitiva esta si es una apuesta por esa gran porción de turistas de calidad que ofrece Colombia y desmitificar así la cruz del narcotráfico que se nos ha impuesto alrededor del mundo por una minoría– Por estas mismas razones meses atrás los Estados Unidos no eliminó la visa americana para los colombianos pero si extendió el tiempo de vigencia de las mismas y realizó variaciones en sus filtros con el fin de aumentar la tasa de aprobación de los visados –el elemento en común entre las medidas de Estados Unidos y la Unión Europea es la crisis económica gestadas desde el sector financiero en el 2006-2008–

¿Significa esto que los colombianos ahora tenemos un mayor valor en términos de turismo a nivel mundial?

Bueno, creo que sí es muy importante resaltar la fuerte devaluación que afrontó el dólar desde los años en que se desata la crisis económica en los países desarrollados, generando así la posibilidad de fortaleza en términos de tipo de cambio de las monedas de países emergentes como el nuestro (Colombia). De esta manera, pudimos en algún momento afirmar que para un colombiano resultaba mucho más atractivo desde la perspectiva de los costos desplazarse a Cancún que a la Isla de San Andrés. Sin embargo, para las condiciones actuales la anterior afirmación se puede desvanecer –Recomiendo leer “si está pensando en viajar al exterior y le preocupa el precio del dólar, no viaje!” y “¿Qué países visitar en las próximas vacaciones con un dólar alto?”–

Regresemos a la tesis inicial ¿Por qué tanta fiesta?

Ahora bien, retomemos el cauce de nuestro artículo para dar respuesta a la promesa inicial. Yo personalmente y de manera respetuosa no veo ¿por qué hacer fiesta por la eliminación de la visa Schengen? Si un colombiano debe asumir entre su presupuesto dependiendo del nivel que le desee dar a su viaje a Europa entre $6.000.000 y $9.000.000 por persona ¿en dónde está el beneficio? ¿Cuánto se dejaría de gastar? Definitivamente para quienes no vivimos en la ciudad de Bogotá es un alivio por temas de tiempo y por lo tanto algo menos de costos, pero concluyentemente no es significativo frente al grueso de lo que cuesta el viaje en sí. ¿Qué diferencia haría en su presupuesto definir el destino a visitar si ahora le cuesta algo menos de entre $400.000 y $600.000 obtener el permiso para visitar el país, si definitivamente va a gastar entre $6.000.000 y $9.000.000 por persona? Quienes indiscutiblemente hoy hacen fiesta son aquellas personas que pertenecen a ese “pequeño” 4% que les han negado su permiso de ingreso a la comunidad europea. De lo contrario, si usted demuestra su capacidad financiera para viajar en las condiciones económicas actuales mundiales, créame que difícilmente le negarán un permiso para viajar alrededor del mundo.

Así que amigo lector, no se desanime y empiece a convertirse en un ciudadano del mundo entendiendo que para hacerlo hay que gastar y que el mundo lo mira a usted cómo una cifra equivalente en dólares independientemente que tan mochilero sea su viaje al extranjero, pero quiera o no deberá gastar en los países a visitar y para poder hacerlo deberá adquirir dólares (entendiendo que el peso -COP- vive una fuerte devaluación), por ello es que contra todo pronóstico puedo afirmar que esas cuentas alegres de ver una sobre/demanda de alrededor del +40% en tíquetes y paquetes turísticos a Europa son más cifras de deseo comercial que de cifras centradas en la realidad. Más conociendo a una opinión pública que hoy se escandaliza con los actuales niveles de tipo de cambio y no tiene noción de ¿cómo visitar países en el exterior con una TRM cada vez más alta?.

Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
http://edubursatil.blogspot.com.co/

jueves, 10 de diciembre de 2015

El silogismo detrás de los grandes descuentos (Madrugones, trasnochones y similares)

Definitivamente el más reciente caso expuesto por un gran almacén de reatil chileno en Colombia pone en evidencia una mala costumbre en torno al juego psicológico que da la errada percepción: promoción es igual a comprar “barato”. Lo preocupante de esto, es que se está extendiendo por todo el país infortunadamente como única estrategia de venta –recomiendo leer “Precio Vs Calidad: Financieramente una disyuntiva que no debería existir”.

Se ha preguntado ¿por qué las promociones duran prácticamente todo el año?

Precisamente porque el consumidor ya se acostumbró a comprar únicamente si hay promociones. Por ello, se ha convertido en paisaje cotidiano los anuncios de grandes descuento y las imperdibles rebajas sin importar la marca y la locación. Si usted todavía es incrédulo a lo que afirmo, simplemente evalué la oferta de valor de uno de los centros comerciales de cobertura nacional que replica lo siguiente: “descuentos los 365 días del año”. Lo curioso es que ese mismo centro comercial con una alta frecuencia durante el año promociona días de trasnochones, de madrugones, de súper pulgueros y demás tratando de incrementar sus ventas con la única promesa de que usted como comprador tendrá acceso a precios aún más bajos que los del resto del año. Entonces ¿no sería una contradicción gestada por ellos mismos, donde le venden al consumidor que su oferta de valor es en teoría un silogismo aparente con el fin de que su público objetivo sea persuadido a consumir en las fechas de “promoción” gracias a los madrugones y similares? Por lo tanto,  la pregunta a realizar sería ¿en los días que no hay súper eventos los precios ya no están en descuentos? Definitivamente insisto en que la publicidad usada por estos persiste en la confusión en contra del consumidor y que este afronte con impresición una decisión.

¿Quién se resistiría a anuncios que exponen descuentos del 30%, 40% y hasta el 60% sobre los precios normales de comercialización? Simplemente una oferta de este tipo es prácticamente irresistible, pero lo inquietante sería preguntarse ¿cómo los almacenes pueden vender con tales descuentos? Yo hasta ahora no he visto al primero que quiebre o desaparezca por mantenerse en grandes descuentos durante todo el año.

¿En dónde está el secreto de las promociones sin fin?

Aquí es donde aparece la matemática financiera. Para poder llamar la atención del consumidor que le gusta vivir cazando promociones para poder consumir tenemos un ejemplo con números que puede dar respuesta a ¿cómo lograr ofrecer grandes descuentos y no naufragar en el intento?

Aquí vemos ¿cómo?


Si un producto se ofrece al mercado a un precio de $100.000 en condiciones normales, si se llegará a promocionar con descuento del 30%, este debería quedar en un nuevo precio de $70.000 como se ve en el anterior cuadro. Ahora bien, bajo esta premisa el comercializador estaría exponiendo márgenes de ganancia “dejando de ganar” para impulsar sus ingresos vía mayores ventas, es decir, que dicho menor margen de ganancias se vería compensado con mayores volúmenes de ventas. Ahora bien, ¿qué es lo que ha venido sucediendo en torno a los increíbles descuentos alrededor del país como nueva gran estrategia de ventas? Pues la matemática nos permite hacer lo que se ve en la segunda parte del cuadro anterior (en la parte Afectado) donde se infla el precio normal pasándolo de $100.000 a $140.000 y sobre este nuevo valor se ofrece el descuento del 30% y el nuevo precio de venta pasaría de $140.000 a $98.000, un valor muy similar al que inicialmente se ofrece el producto al público sin necesidad de ofrecer grandes descuentos –tal y como se ve en la parte final del anterior cuadro titulado “Dcto real”– de esta manera el verdadero descuento no sería del 30% sino del 2% (vendiendo a $98.000 en vez de $100.000). Sin embargo, en la retina del consumidor no existe ese 2.0% sino el magnífico 30%.

Sé que en la guerra que ofrece la voraz competencia cualquier estrategia es completamente válida y no quiero primero satanizar a quienes la desarrollan y segundo enfrascarnos en un debate de conducta y de ética; eso sería perder el foco de nuestro artículo. Lo que si deseo exponer, es la imperiosa necesidad por parte del consumidor a entender que la educación financiera es la prioridad a la hora de consumir –recomiendo leer “Equivocarse en temas financieros ¿cuestión de pena o de vergüenza?” y “¿Es usted financieramente inteligente?”– no es cuestión de agredir y distorsionar el consumo per se, sino por el contrario, entender que nuestro modelo capitalista requiere para su buen funcionamiento un consumo saludable y me refiero a saludable por razones más que obvias. ¿De qué sirve tener una población demográficamente en crecimiento si no sabe consumir?  De absolutamente nada, por el contrario los riesgos sistémicos a los que nos exponemos por ello, son inmensamente grandes.

Por todo lo anterior, es que yo como consumidor financieramente formado y es lo que le extiendo a mis auditorios, que renuncié a ser un esclavo de la cacería de los descuentos, porque entendí que nada es gratis en esta vida y que si usted tiene un presupuesto para gastar pues simplemente consume en la medida que sus necesidades se lo exponen. Porque definitivamente las finanzas son para disfrutarlas y no para sufrirlas –es más lo que se sufre tratando de ser el consumidor más listo que todos tratando de ganarse el galardón del comprador más hábil  al encontrar los precios más bajos del mercado– mientras que otra cosa es que usted salga a consumir y en ese ejercicio se encuentre con una jornada de descuentos o de rebajas para productos seleccionados. Porque insisto en que la eficiencia en el manejo de sus recursos financieros no está allí, así como le insisto a quienes compran por primera vez acciones a través del mercado público de valores que la eficiencia no se encuentra en el valor de las comisiones sino en saber en que momento comprar y en que momento vender.

De esta manera, recuerde que detrás de toda gran oferta hay un gran silogismo aparente que usted como parte de un gran cardumen de atún en el océano comerá ingenuo si no se forma en temas financieros.

Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
http://edubursatil.blogspot.com.co/

lunes, 7 de diciembre de 2015

Precio Vs Calidad: Financieramente una disyuntiva que no debería existir

Definitivamente hablar de precios en Colombia es tan importante como hablar del incremento del salario mínimo cada año y me refiero al nivel de relevancia que le damos los Colombianos a estos temas, creyendo tal vez de manera errada que sacrificando calidad por mejores precios somos financieramente más inteligentes que el resto de los mortales.

Sé por lo sensible del tema que ya usted amigo lector estará levantando alguna de sus cejas preguntándose si prosigue leyendo o no este artículo; pero lo entiendo, este asunto sí que hiere susceptibilidades y más cuando se trata de egos y dinero.

Voy a plantear este debate desde el aspecto numérico y como suelo hacerlo en mis artículos separarlo de cualquier apreciación subjetiva y de estómago para evitar imprecisiones que desencadenen conclusiones erradas de lo que busco como ejercicio final. Porque al final debemos llegar a una conclusión de fácil entendimiento y me comprometo desde ya a que así sea.

Financieramente hablando ¿por qué es tan peligroso para su bolsillo sacrificar calidad por precios más bajos?

Para establecer un punto de partida que nos ubique en el punto central de este debate deseo exponer una historia de la vida real que nos puede ayudar inmensamente a aclarar los peligros que esconden los precios “bajos”.

Empecemos a establecer lo subjetivo que puede llegar a ser el calificativo “barato” de un artículo, bien o servicio. Si para el ejemplo lo ubico a usted como una persona que tiene la fortuna de tener en su billetera diez millones de pesos (COP$10.000.000) diariamente como su caja menor, ¿qué cree que pensaría si le llegan a pedir COP$3.000.000 por un reloj en una joyería? ¿Cree que su percepción frente al artículo pudiera ser de “barato” o de “caro”? muy seguramente la balanza se inclinaría a favor de la opción de “barato”, debido a esa magnífica posibilidad de liquidez. Pero ¿Qué pasaría si le limito el acceso y tan sólo le dejo un saldo de COP$200.000 y estos recursos deben lograr cubrir sus gastos hasta fin de mes? ¿Cambiaría la percepción? ¿Se inclinaría ahora la balanza desde “barato” y se volcaría en una gran probabilidad al “caro”, verdad?.

Ahora teniendo claro lo subjetivo que puede llegar a ser la percepción de los calificativos “barato” y/o “caro”, evaluemos lo nocivo que puede llegar a convertirse desde las finanzas una mentalidad barata de la realidad que lo rodea para su bolsillo.

Estando en la Universidad estudiando los casos donde las grandes marcas que se consideran de “elite” mostraban precios altos –que es muy diferente a caros– y exponían grandes estándares de calidad no sólo en su presentación, embase, empaque, investigación y procesos de producción. Empecé a entender que financieramente hablando para el lado del consumo las mutaciones a favor del precio frente a la calidad sería una autodestrucción de toda posibilidad de eficiencia monetaria a largo plazo. Y deseo explicarme mejor para que ambos (usted amigo lector y yo el autor) hablemos el mismo idioma y logremos llegar a una sana conclusión.

Pongamos el siguiente ejemplo:
(jeans) Diesel originales Vs “maquilados”

En alguna ocasión, unos años atrás compré un par de jeans marca Diesel en un centro comercial del norte de la ciudad de Cali por los que pagué algo más de COP$700.000, una cifra que en su momento no me parecía nada escandalosa. Días después de haber comprado mis jeans en medio de una reunión formal hablando con unos amigos de la oficina me contaron de la existencia de una calle en el municipio de Itagüi llamada la “calle de la moda”, donde podía yo adquirir muchos más ejemplares de esa misma marca por mucho “menos” de lo que yo pagué por un par. Coincidencialmente para las semanas siguientes yo viajaría a la ciudad de Medellín y con curiosidad agregué al itinerario viajero la visita a dicha calle. Así que cuando llegué a tan famoso lugar –es tan famoso este sitio que llegan buses de excursiones con gente de todas partes de Colombia; aclaro que no me están pagando por hacerle publicidad a esta calle, pero si deseo aclararle que mencionándola le estoy contando una historia que no es un cuento de ficción– pude comprobar que lo que me decían mis amigos era muy cierto, podía yo adquirir jeans de la marca que usaba por docena y a mucho menos valor de lo que compré los míos. Sin embargo, al detallar el tipo de tela que usaban los “maquiladores” –me refiero en estos términos a los comerciantes de estos, porque allí mismo estaban los talleres de corte y procesamiento de las telas en producto final (jeans) y nunca supe si eran una franquicia, una sucursal o simplemente eran unos delincuentes usufructuando una marca sin autorización, porque así como lograba encontrar jeans Diesel, podría obtener Chevigon, Lee y demás– era de una calidad muchísimo menor a la de los jeans que yo usaba y llevaba puestos, es decir, que mientras yo pagaba por un jean alrededor de COP$350.000 en un lugar donde se declara IVA, se pagan nóminas con prestaciones sociales y donde podía pagarse con dinero plástico, aquí podría adquirir una docena de jeans por casi COP$200.000 y solamente en efectivo, no sé si declaraban y por supuesto pagaban IVA, si las nóminas de las costureras estaban bajo el amparo de ley y demás.

Ahora con el ejemplo anterior y sin el ánimo de ser despectivo ¿cuánto tiempo cree usted que me hubieran durado los famosos jeans de la calle de la moda? Bajo mis estimaciones de lo que vi en torno a la calidad de la tela yo diría que al cabo de año y medio (1 año y ½) o dos años (2 años) como máximo, hubiera tenido que salir nuevamente a buscar ropa para reabastecer el closet. Mientras que ocho años después yo aún tengo mis jeans –reconociendo que están ya bastante viejos y gastados, pero en capacidad de uso– pudo decir que el valor “exagerado” que pagué por ellos en un principio lo puede haber diferido por el mismo número de años de servicio y lo cual daría un sorprendente COP$43.750 por año, una cifra nada despreciable desde el punto de vista de calidad Vs precio. Mientras que si hacemos un comparativo de los maquilados usted al cabo de los mismos ocho años habría gastado algo más de COP$800.000 sin contar con los costos de desplazamiento a la ciudad de Medellín.

Con todo lo anterior, deseo entonces concluir que la percepción de “barato” es supremamente nocivo para su bolsillo financieramente hablando. Tener una alta rotación de bienes que obligatoriamente hay que consumir –definitivamente es un tema que le interesa mucho más al productor– equivaldría a tener que soportar un nivel de consumo alto y me estoy refiero al monto total que sale de multiplicar esos pequeños valores cada seis o doce meses frente a un consumo de mayor valor pero por distancia de periodos más largos. Miremos el consumo desde la perspectiva de escala, ¿Quién asume un mayor gasto periódico? quien adquiere por ejemplo diez litros de aceite hoy para sustentar el consumo de su hogar por varios meses o quien consume cada dos o cinco días cien mililitros de aceite. La respuesta es contundente y quien consume para cubrir su necesidad diaria –se conoce como economía del diario– debe asumir unos costos asombrosamente altos para poder soportar sus necesidades vitales.

Así que no es cuestión de ingresos para ser eficientes a la hora de consumir –gastar– sino que es cuestión de entrenamiento financiero y mental para que usted entienda de muy buena manera que lo “barato” sale “caro” –Recomiendo leer “¿Cuánto debe ser el incremento justo del salario mínimo en Colombia?” y que ser un comprador de precios “baratos” cómo único criterio sacrificando la calidad para poder consumir lo estará encerrando en una dependencia sin fin que lo tragará como arena movediza de los comerciantes y productores de “basura” que lo único que buscan es un grillete que los ate a ellos a perpetuidad como una sanguijuela se aferra a su víctima hasta producirle prácticamente una enfermedad terminal.

Ahora puede entonces entender ¿Por qué su salario no rinde como antes? –Recomiendo leer “¿Siente que su salario rinde cada día menos? -Tenga cuidado, puede estar experimentando los síntomas de un ingreso real endémico” y “¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar?”– y que su mente barata está destruyendo el potencial de su bolsillo ahogándolo en una disyuntiva que no debería existir.


Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
http://edubursatil.blogspot.com.co/


jueves, 3 de diciembre de 2015

¿Cuánto debe ser el incremento justo del salario mínimo en Colombia?

Esta es una pregunta con la cual suelo abrir el debate en torno al tema en mis auditorios de clase para tratar de exponer ¿por qué en la mayoría de ocasiones los empresarios y las centrales obreras no logran llegar a un acuerdo sobre el incremento del salario mínimo en el país para el año inmediatamente siguiente?

Ahora deseo establecer el punto de partida para poder darle al lector una visión subjetiva sobre el tema y establecer la responsabilidad bajo la luz de los números. Tratando de separarnos de todo eufemismo de estómago que lo único que genera es una actitud bélica sobre los contradictores de debate.

Teniendo claro lo anterior, ahora lo quiero poner en el escenario donde usted demanda y recibe el salario, ¿Cuánto porcentaje le gustaría que se incrementara el salario mínimo para el próximo año?; reconozco que la pregunta se separa de toda realidad numérica y por lo tanto cae en valoraciones subjetivas. Sin embargo, para los efectos del ejercicio nos serviría y ya verá ¿por qué?. Muy seguramente dentro de las opciones de esas respuestas encontraríamos cifras desde el 10.0% –para los más racionales– hasta  50.0%, 60.0% y porque no un 70.0% –para los más irracionales– cifras que suenan muy interesantes y que serían un sueño en el caso que así se pudieran dar, pero ¿qué pasaría? Si yo lo ubico en el otro lado de la ecuación y le indico que usted ahora es quien debe pagar los salarios ¿cuánto porcentaje le gustaría que fuera el incremento del salario para el próximo año? Seguramente para este nuevo escenario las respuestas abultadas en grandes incrementos desaparecería ¿verdad?. Las razones son evidentes y saltan a la vista, debido a que una cosa es exigirlo y devengarlo y otra muy distinta es pagarlo. Diferencia que la opinión pública por muy simple que parezca es incapaz de establecer.

Ahora bien, regresando a la pregunta inicial que dio origen a este artículo es necesario evaluar lo que ha sucedido con el incremento del salario mínimo (SMMLV) en Colombia y la variación de los precios al consumidor –como se muestra en la siguiente gráfica– para darle mayor peso a los argumentos.




Si evaluamos ahora lo que ha sucedido con el incremento del salario mínimo (SMMLV línea roja en la gráfica) en Colombia frente al IPC (línea azul) desde el año 2005, podemos evidenciar que en el 90% de los últimos diez (10) años el incremento del salario mínimo (SMMLV) ha estado por encima del IPC. Así que aunque el incremento del salario mínimo en Colombia se calcula con un IPC causado y no proyectado, no ha afectado per se las condiciones reales del ingreso para la población sujeta a este tipo de remuneración.

Ahora bien ¿por qué entre la opinión pública no se siente dicha favorabilidad?

Tratar de esgrimir las razones de una inconformidad colectiva frente al tema sería dedicarle más de un artículo a ello –me comprometo a trabajar las razones por separado en torno al ingreso en este blog– pero para este caso mi enfoque será el tema del artículo.

Bajo la exposición de los números, la razón más importante por la cual la opinión pública no siente esta favorabilidad es porque el salario varia cada año mientras que el IPC lo hace cada mes, por lo tanto cualquier variación abrupta intrames que enmarque un comportamiento sostenido expondría al SMMLV a un escenario negativo en términos reales, lo cual es mucho más susceptible para el bolsillo de una población sin ningún tipo de educación financiera y por lo tanto dejándolos en el lado perdedor de la ecuación.

¿Qué hacer para evitarlo? ¿Cuál sería una posible solución?

Así como las empresas asumen compromisos financieros en tasa variable, el costo de la nómina podría también ser un caso en el cual se pudiera asumir dicha opción. Es decir, que no sería nada descabellado y por el contrario pudiera ser mucho más eficiente para las cuentas de la organización que la nómina y especialmente para aquel segmento que devenga el salario mínimo tuviera una liquidación mensual del IPC(mes) + (entre el 0.50% y el 0.70%) en vez de un incrementos IPC(año) + 1.42% (porcentaje que ha sido el promedio de incremento en los últimos diez años) y para los casos en que el IPC mensual sea negativo se maneje variación cero (0) para el SMLMV; lo cual le permitiría al asalariado sostener en términos reales las condiciones de ingresos y por lo tanto su poder adquisitivo. Por todo lo anterior daría que el incremento del salario mínimo en Colombia rondaría entre el 7.0% y el 7.70%.

Recuerden que el gran problema no es el ingreso per se, sino la exposición de este a la corrección monetaria. Es esta exposición la que degrada las condiciones de poder adquisitivo y si usted no es financieramente viable –recomiendo leer: “¿Es usted financieramente inteligente?”– no tendrá ninguna opción de salir de ese ciclo infinito de pobreza.


Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador

EDUBURSÁTIL

Entradas populares

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *