miércoles, 17 de diciembre de 2014

La reforma tributaria: Un detonante a la desaceleración real del PIB


Ayer en medio de un almuerzo rodeado de un gran campo de golf y de personas del medio financiero, tratando de enhebrar las variables que pueden afectar directamente el comportamiento general de la economía colombiana para el 2015 y el 2016, me asaltaba un goulash de inquietudes sobre las bases que se toman de referencia para predecirlo.

Iniciando el año las monedas emergentes se sumergían en una revaluación constante y el peso Colombiano la vivió en un término mayor al finalizar el mes de Mayo producto de un “Upgrade” por parte del JPMorgan en su índice de deuda soberana para países del EMBI; para ese entonces, nadie tenía en su radar lo que pudiera pasar con la crisis geopolítica alrededor del globo y lo que perjudicaría el precio del petróleo. Tan sólo uno de los analistas económicos hablaba en ese momento de un proceso de fortalecimiento del dólar y por ende un debilitamiento del peso Colombiano (en adelante COP) a costas de los chistes sarcásticos de sus colegas.

Pero el plato fuerte no podría ser uno diferente que la regla fiscal y su actual puesta a prueba (me refiero a los comensales). No cabe en mi cabeza, que en el gobierno actual (desde 2012) se han aumentado notablemente los ingresos de la nación gracias al mayor recaudo tributario y no es posible que estemos viendo las afugias fiscales de un déficit que se augura sea mayor al 2.4% del PIB y que obligue a realizar cada 12 meses una reforma tributaria tratando de apagar el incendio inminente de recursos para sostener las “promesas” mutantes del actual mandatario.

Si fue precisamente la adopción de la regla fiscal que nos permitió el aval de las calificadoras de riesgo con sus “outlooks” de mejora y obtener el acceso a un mercado internacional que nadaba en liquidez y que ya empezaban a mirarnos con unos mejores ojos. Sin embargo, si el precio del petróleo se mantiene por un prolongado tiempo en zona de los USD$60 por barril, la comisión de expertos que sugiera cual será el precio promedio del crudo en el 2015 pondrá a prueba entonces al gobierno y por ende a la regla fiscal, porque ello llevará a que se asuma inevitablemente a una nueva reforma tributaria en menos de un año (reforma que con una mayor probabilidad tocará la base del IVA), se aumente la porción de la deuda en relación al PIB ya sea interna o externa y por último, aunque se ha escuchado no se han visto cifras por ningún lado del ajuste real en el gasto del aparato público.

Por todo lo anterior, como preámbulo y abrebocas de tan exquisito evento, la reforma actual debe ser evaluada. Hasta el día de ayer que se definía en última instancia y a tiempo extra en el congreso la aprobación de la misma, el mercado de renta variable habría sufrido el mayor desprecio por parte de los inversionistas que trataban de proyectar los posibles impactos de las utilidades futuras a costas del voraz apetito que planteaba la reforma en discusión.

Pero ¿por qué preocuparnos?, por nada más y nada menos que la perpetuidad del gravamen a los movimientos financieros, el impuesto al patrimonio y la sobretasa al CREE. No importa que se haga, la solución será siempre la menos salomónica y se abogará más por el cambio del nombre a los impuestos con la modificación de la base para su cálculo y no un cambio en profundidad que permita las reglas claras en el horizonte lejano. Con todo esto, no hay nada más perjudicial para el frágil desempeño de la economía colombiana que esta reforma apresurada que lo único que generará es detonar la desaceleración del PIB en Colombia.

Habrá quien pregunte y con razón –es lo que vende los medios masivos de comunicación– ¿cómo que una frágil economía? Si miramos con mayor detalle el desempeño el PIB de Colombia para el III-Trim/14 vemos lo siguiente:
 




Con la anterior foto, la construcción por si tal vez amigo lector no lo tiene presente se mueve bajo los efectos de la efervescencia del subsidio tal como muestra el siguiente cuadro. Sólo pongamos sobre la mesa  la siguiente pregunta: ¿si la economía va tan bien y tiene tanta fortaleza, para qué seguir subsidiando el sector de la construcción? ¿Refugiaremos la respuesta en que la industria manufacturera no logra crecer de manera sostenida?




 


Así que con uno de los sectores que más dinamiza la economía (sector manufacturero) recibirá un año nuevo con una carga impositiva mayor que socavará sus utilidades y por lo tanto la posibilidad de generar mayor inversión que redunde en absorber mano de obra, puede verse afectada notablemente, sin contar con la latente posibilidad de mejorar márgenes para sus inversionistas y tomar de entrada la opción de reducir el tamaño de las nominas. Aunque hay que reconocer que la actual devaluación del COP puede dar un alivio importante a sus estados financieros.

Por lo tanto, no se podrá subsidiar como gradiente el sector de la construcción y simplemente afirmar que la clase media no se verá afectada con la actual reforma tributaria, es puramente demagogia, porque está será la cuota inicial de la desaceleración del PIB; sólo basta con mirar las modificaciones hechas por los diferentes analistas tanto nacionales como internacionales al indicador.

Veremos a un gobierno exponiendo a la nación a mayor deuda y asfixiando vía impuestos al aparato productivo, para sostener su abultado nivel de gasto actual y estará obligado a ejercer medidas de choque en caso que la economía reaccione negativamente en el futuro a causa del acomodo económico de algunas de las naciones más importantes en el mundo, mientras aparecen nuevos elementos fuera del radar para justificar los desaciertos en las proyecciones.
Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador

EDUBURSÁTIL

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