¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar?
Un colombiano desde que inicia su
proceso formativo se entrena para ser parte de un sistema económico y por lo
tanto la mayor porción de esa enseñanza se centra en la manera en que se debe
tener mayor propensión al consumo y menor al ahorro y por ende a invertir. Bajo
este escenario, para poder sostener un ritmo de consumo que logre satisfacer
los antojos y la premura a lo inmediato, recurrimos al crédito como una opción
que facilite el acceso a todos esos bienes y/o servicios más deseados que
necesarios. Así que quise desarrollar este artículo, tratando de encontrar la
causa madre que evita que aparezca la posibilidad del ahorro en nuestra vida
económicamente activa.
De esta manera, para poder sopesar ese
desbalance que genera la inflación sobre su salario se deben asumir dos
posturas financieras totalmente distintas –ambas logran cumplir con ese
propósito– los cuales son: 1. o usted posterga esa afanosa necesidad por
consumir y ahorra (se entiende por ahorro a la capacidad de retener
periódicamente recursos monetarios frente a los flujos de dinero a los cuales
esta expuesto) lo suficiente para adquirir lo que desea o 2. Simplemente
hipoteca sus flujos futuros al adquirir un crédito doblegado por su ansiedad para
alcanzarlo. En una sociedad como la nuestra donde le da más peso a lo inmediato
–simplemente mire a su alrededor y evalúe los ejemplos– ¿Cuál cree usted que
sería el camino más opcionado a tomar? Así es, nos cuesta esperar y por lo
tanto creemos erradamente que es más fácil el deleite del ahora y asumimos la
responsabilidad de un crédito, que si bien logra dibujar una sonrisa de
satisfacción en el presente se nos olvida las pesadillas que empiezan a formar
para el mañana.
De esta forma, sus cuentas del balance
crecen a mayor ritmo por el lado de los pasivos (deudas/obligaciones) que por
el lado de los activos (bienes productivos/improductivos). Esto sin contar que
esos activos que ingresan a su balance en su mayoría seguramente serán bienes
que se deprecian y no generan sino gastos; para hacer un ejemplo sencillo, sólo
pregúntese ¿Qué pasaría si hoy saliera a vender todas sus posesiones, le darían
más recursos de lo que les costaron inicialmente? O por el contrario ¿estos
durante el tiempo en el cual los tuvo bajo su custodia generaron flujos
positivos de dinero (me refiero en términos de ingresos)?, si la respuesta es
negativa, usted está lleno entonces de activos improductivos que sólo abultan
sus egresos de dinero y por ende la forzosa necesidad de adquirir más créditos
tratando de sopesar esa carga. Lo preocupante de este aterrador escenario es
que usted no está logrando solucionar nada sino por el contrario agravando aún
más su panorama de estabilidad financiera futura.
Por lo tanto, sus flujos de efectivo
empiezan a tener una presión mayor por el lado de los egresos que cuasi borran
la palabra ahorro en sus cuentas del presupuesto y se hace más difícil cuando
se llega a un punto donde se pide un crédito para cubrir otro; esto sin contar,
que de manera inesperada empiezan a llegar gastos que no se tenían contemplados
y se convierten en prioritarios y de carácter de emergencia como el cambio de
la batería del coche, la plomería para una avería en el sistema de drenaje de
la casa o una multa de tránsito, por mencionar algunos de los ejemplos que
empeoran la asfixia de nuestro flujo de caja. De esta forma, sería una aventura
sin retorno tratar de responsabilizar a otro rubro diferente que al mal manejo
del crédito –El crédito per se no es malo, para ello requiero de un espacio
igual a este que me permita desarrollar en un nuevo artículo dicha tesis– y a
el afán de querer tenerlo ahora, la culpa de mantener los egresos fuera de control,
donde no importa cuál sea el ingreso, la posibilidad de ahorrar es casi una rareza.
Así pues, puede que usted se esté
sintiendo perdido en los albores financieros, porque ya donde está, tal vez no
hay marcha atrás, sin embargo, permítame darle una excelente noticia, no todo
está perdido, la situación actual puede revertirse y se puede abonar el terreno
para que renazca la idea del ahorro. Lo importante es que usted esté dispuesto
a pagar el precio que se requiere para sanear su situación y a conservar la
disciplina que ello conlleva.
Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
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