jueves, 25 de febrero de 2016

Todo vehículo de inversión lo expone a escenarios de riesgo, las libranzas no son la excepción

Esta si es una de las preguntas que más me han hecho en los últimos meses, por no decir que años. Sin embargo, con el pasar de los días se me expone con mayor frecuencia y más aún cuando los demás instrumentos de inversión en Colombia pierden apetito y se marchitan a causa de los acontecimientos económicos mundiales que afrontamos en la actualidad.

Por esta razón, es que deseo abordar este tema que para muchos aunque se ha convertido en una muy interesante oportunidad de inversión, para otros se ha convertido en un océano de dudas y temores.

Primero quiero exponer de manera general lo que son las operaciones de compra de libranzas a través de los comercializadores de este tipo de vehículos en Colombia para dar un punto de partida en donde todos los lectores –Sin importar si ya están familiarizados o no con el tema– se puedan ubicar de manera coordinada y homogénea en un mismo lugar. Por lo anterior, comprar una libranza no es nada diferente que adquirir el derecho sobre los flujos periódicos de una obligación (crédito) de una persona vinculada al aparato público (para este caso) y que por ser de naturaleza de libranza se descuentan esos flujos directamente por nómina para cada periodo –no deseo ingresar en el detalle entre las cooperativas originadoras y los procesos de estudio, porque tendría que dedicar el espacio para desarrollar un nuevo artículo para ello–. Por lo anterior, inversionistas ávidos de poner a rentar sus capitales de manera “segura” –mire muy bien amigo lector que he colocado la palabra segura entre comillas para que empiece a generar alertas a medida que va leyendo este escrito– han encontrado en este tipo de vehículos el potencial que buscan para sus recursos, debido a que el resto de opciones que ofrece el mercado simplemente es insuficiente para tan voraz apetito por rentabilidad sin medir las consecuencias en torno al riesgo que la ecuación exige.

No estoy en contra de ningún tipo de vehículo de inversión y mucho menos en contra de uno que le permita al ahorrador retornos de dos dígitos, ni más faltaba; en lo que si estoy en desacuerdo y es algo con lo que estoy plenamente comprometido en todo momento, es que se le venda al prospecto “inversionista” la idea de obtener retornos de dos dígitos a cero probabilidad de riesgo, ecuación que no funciona en esta línea en ninguna parte del mundo.

Así que con el pasar de los meses encuentro día a día eventos en los cuales me alertan sobre los posibles desenlaces –me refiero en términos de riesgo– que puede vivir este tipo de operaciones y por lo cual me he tomado a la tarea de exponerlos en este artículo.

Lo primero que deseo alertar, es que por más que así lo expongan sus comercializadores, este tipo de operaciones no son ni autorizadas ni vigiladas por la Superintendencia Financiera. Muy seguramente ya habrá algún lector con ganas de contradecirlo, pero antes de recibir cualquier tipo de observaciones les voy a compartir el argumento por el cual la Superfinanciera no considera de su competencia este tipo de operaciones. Simplemente porque este tipo de operaciones no se considera captación masiva y recurrente de recursos del público, porque los comercializadores compran en posición propia –con fines ilustrativos y para quienes no entiendan el lenguaje, la posición propia se le conoce a aquella operación que se asume como su nombre lo indica en posición propia y a riesgo propio– unos pagares y luego los ofrecen en venta a unos clientes para que estos los compren; es como ver a los comercializadores de vehículos usados, compran un automóvil a un precio especifico con recursos propios, asumiendo el riesgo y al mismo tiempo que lo están comprando le buscan mercado para salir a revenderlo, un ejercicio pleno de comercialización que no tiene nada de ilegal. De esta manera, los comercializadores pueden afirmar que no incurren en captación masiva y recurrente de recursos del público –cosa que es cierta– y que por lo tanto no hay riesgo alguno de una intervención por parte de los entes reguladores –recuerde que para este caso la autoridad competente sería la Superintendencia de sociedades– y que ante cualquier tipo de evento que lesione los derechos de los “inversionistas” será competencia de esta superintendencia.

Muy bien, hasta ahora no hay nada fuera de la ley y no voy a convertirme en el abogado de nadie para buscarle el quiebre a este instrumento, por si es esto lo que esta busca amigo lector, prefiero ser franco y no deseo decepcionarlo, porque este no será el propósito de este escrito. Pero lo que si deseo hacer con este es mostrar lo que me preocupa sobre el tema y los escenarios que podría afrontar en caso de seguirse materializando los eventos que considero de alerta para el mismo.

Desde el año 2006 cuando se empieza a vivir una turbulencia financiera en los mercados del mundo, Colombia empezó a transformar su mercado de valores y por lo tanto el tamaño del mismo. Evento que provocó la desaparición de varias firmas comisionistas ya sea por extinción o por fusión –para poder sobrevivir a los eventos que deterioraron la confianza del inversionista como única salida–. De esta manera, se gestó un éxodo de comisionistas (parte comercial de las firmas) con el pasar de los meses por esa misma transformación –recomiendo leer “¿Es la diversificación una alternativa eficiente para manejar todo tipo de inversión?”– ocasionando que esa fuerza comercial quedara estacionada y lo peor del asunto con remotas posibilidades de ubicarse nuevamente en el medio. Así pues, este tipo de instrumentos paralelos, permitieron capturar un completo ejército de personas –desde excomisionistas, exfinalcial advisors AFP´s y gerentes de oficinas de bancos– muy conocedoras del mundo financiero, donde hay grandes ventajas en términos de comisiones y para ayudar a esa ebullición de ese mercado naciente, fue la posibilidad de la liberación de las fuertes restricciones que exige el mundo vigilado de la Superfinanciera y el Autoregulador del Mercado de Valores (AMV).

Así pues amigo lector, si no alcanza a medir la dimensión de las cosas que le expongo, le comparto algunos ejemplos. Un gerente de cuenta –conocido también en el argot popular como corredor de bolsa– en una firma comisionista debe generar mínimo tres veces su salario base (parte fija) mensual en comisiones (comisiones cobradas a sus clientes, que pueden variar dependiendo del tamaño del cliente, la frecuencia de operación y el canal por el cual el inversionista realiza sus operaciones) para poder estar en zona potencial comisionable (parte variable del salario), del cual en caso de darse, el comisionista recibe en promedio el treinta por ciento (30%) sobre ese mayor valor mínimo exigido después de gastos. Así pues, ver esta nueva posibilidad en este nuevo tipo de operaciones donde por cada cien millones captados a un plazo de cinco años, el comercial recibe el seis por ciento (6.0%) de comisión, esto de primera mano hace una diferencia aterradora frente a lo que una firma comisionista de bolsa, AFP o banco le puede ofrecer a este tipo de profesionales.

Ahora bien, como este nuevo tipo de mercado con este nuevo tipo de instrumentos sobrevive a la luz por fuera de la jurisdicción de la Superintendencia financiera, los argumentos para su venta pueden ir mucho más lejos de lo que las malas prácticas generaron dentro del sistema que supervisa la Superfinanciera y que dieron origen al AMV. Quiero aclarar que no estoy señalando a nadie, ni mucho menos, pero si quiero advertirle que si usted es de los que se cree un completo rentista de capital que aventaja a su entorno porque sus rentabilidades son de dos dígitos sin ningún tipo de riesgo, esta advertencia no le sobraría atenderla.

Uno de los casos en los cuales me ha sorprendido mucho a la hora de vender este tipo de vehículos, es ver como incitan en su argumento a que el cliente realice operaciones de carry trade –para quien no sabe que es el carry trade, le explico que es tomar deuda para invertir en un instrumento que le permite rentar por encima del costo de la deuda y así generar usufructo con dinero prestado– es decir, ”tome deuda con el banco e invierta en este tipo de activos, tendrá una ganancia garantizada prácticamente sin despeinarse” una afirmación que se puede escuchar en torno al cierre de la venta. Quiero expresarle amigo lector, que yo particularmente soy un adicto al riesgo y mi perfil permite asumir altos niveles de riesgo, pero un carry-trade es una de las operaciones más riesgosas que existen en el mundo financiero, porque recuerde que usted se apalanca con dinero ajeno y debe esperar que su inversión o activo productivo cubra esos costos, para que no se vea afectado su perfil financiero. Sin embargo, este tipo de operaciones no es apta para todas las personas y menos si desconocen la naturaleza de las inversiones en instrumentos financieros. Así mismo, quiero confirmarles que bajo las premisas numéricas, este vehículo permite el carry-trade, pero recuerde que esta opción lo expone a altos niveles de riesgo; es como pedir prestado a un banco para comprar una deuda de otra persona que ha tomado una deuda en otro establecimiento de crédito, donde se engrana un efecto cascada sin fin –esto me acuerda mucho a los instrumentos sintéticos en Estados Unidos donde el colateral era la hipoteca de una persona de alto riesgo– donde los resultados ya son más que conocidos por el mundo. 

Por otra parte, quiero tomar otro de los fuertes argumentos de venta que usan como afirmación persuasiva ante sus clientes: “Este tipo de instrumentos va contra la nómina pública, especialmente policía y fuerzas militares, es decir, que siempre habrá pagares para comprar, porque es la nación quien paga y está nunca se va a quebrar”; si usted tal vez no lo ha notado, las finanzas públicas afronta uno de los ciclos más complejos de los últimos años lo cual ha generado firmes posturas a reducir fuertemente su presupuesto en gasto e inversión, este tipo de decisiones afecta por un lado al tamaño del estado y por lo tanto, a posibles supresiones de personal en todas las áreas y frentes (sería bueno traer los casos de default de países como Argentina, Grecia e Islandia, por mencionar algunos). Sin contar, que desde hace más de tres años se negocia el tamaño de la fuerza pública en las negociaciones de paz en la Habana. Por lo tanto, me inquieta mucho que se pueda mantener el mismo ritmo de emisión de pagares como se viene dando hasta ahora y segundo que se pueda sostener la promesa de reemplazar los pagares siniestrados en la medida que estos se revienten de manera exponencial por una masiva reducción de la fuerza pública.

Y por último, para no hacer más extenso este artículo de lo que ya es, quiero abordar la afirmación que da confianza a sus inversores. Javier, es que esta compañía hace parte de las quinientas (500) compañías más grandes de Colombia y mantiene crecimientos importantes que le dan mayor respaldo patrimonial; se ha preguntado lo siguiente: ¿qué cree que podría pasar con una de estas empresas que maneje un patrimonio entre $50.000 y $70.000 millones de pesos y logre vender $1 billón de pesos en este tipo de instrumentos, en el cual es deudor solidario y se le siniestra aproximadamente el 5% de la cartera vendida y no pueda reemplazar con otros pagares dichas obligaciones? sé que es un escenario que nadie quisiera vivir, pero allí estala probabilidad y no desaparecerá por más que tratemos de negarlo. Para que contextualice esta afirmación le quiero recordar el fatídico caso de Interbolsa, que para aquel entonces donde brillaba por sobresalir como la firma más grande del país, hoy sólo queda un dolor profundo en los bolsillos de quienes compraron esa misma idea.

Por esto querido lector, es que a quienes me preguntan por este tema, les indico que primero no tengo en mi portafolio una exposición para este activo (buscando ser lo más transparente y objetivo en mis observaciones) y que por lo tanto si existiera, le daría como máximo entre el 5.0% y el 7.0% del mismo para exponerlo a este activo, dependiendo del tamaño del portafolio y de la exposición al riesgo que lo quiera someter. Así pues, deseo terminar con esto mi posición sobre el asunto y advertir, que esto potencialmente es una bomba de tiempo que podría estallar en el momento menos esperado.

Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
http://edubursatil.blogspot.com.co

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