Todo vehículo de inversión lo expone a escenarios de riesgo, las libranzas no son la excepción
Esta si es
una de las preguntas que más me han hecho en los últimos meses, por no decir
que años. Sin embargo, con el pasar de los días se me expone con mayor
frecuencia y más aún cuando los demás instrumentos de inversión en Colombia
pierden apetito y se marchitan a causa de los acontecimientos económicos
mundiales que afrontamos en la actualidad.
Por esta
razón, es que deseo abordar este tema que para muchos aunque se ha convertido
en una muy interesante oportunidad de inversión, para otros se ha convertido en
un océano de dudas y temores.
Primero
quiero exponer de manera general lo que son las operaciones de compra de
libranzas a través de los comercializadores de este tipo de vehículos en
Colombia para dar un punto de partida en donde todos los lectores –Sin importar
si ya están familiarizados o no con el tema– se puedan ubicar de manera
coordinada y homogénea en un mismo lugar. Por lo anterior, comprar una libranza
no es nada diferente que adquirir el derecho sobre los flujos periódicos de una
obligación (crédito) de una persona vinculada al aparato público (para este
caso) y que por ser de naturaleza de libranza se descuentan esos flujos directamente
por nómina para cada periodo –no deseo ingresar en el detalle entre las
cooperativas originadoras y los procesos de estudio, porque tendría que dedicar
el espacio para desarrollar un nuevo artículo para ello–. Por lo anterior,
inversionistas ávidos de poner a rentar sus capitales de manera “segura” –mire
muy bien amigo lector que he colocado la palabra segura entre comillas para que
empiece a generar alertas a medida que va leyendo este escrito– han encontrado
en este tipo de vehículos el potencial que buscan para sus recursos, debido a
que el resto de opciones que ofrece el mercado simplemente es insuficiente para
tan voraz apetito por rentabilidad sin medir las consecuencias en torno al
riesgo que la ecuación exige.
No estoy en contra de ningún tipo
de vehículo de inversión y mucho menos en contra de uno que le permita al
ahorrador retornos de dos dígitos, ni más faltaba; en lo que si estoy en
desacuerdo y es algo con lo que estoy plenamente comprometido en todo momento,
es que se le venda al prospecto “inversionista” la idea de obtener retornos de
dos dígitos a cero probabilidad de riesgo, ecuación que no funciona en esta
línea en ninguna parte del mundo.
Así que con el pasar de los
meses encuentro día a día eventos en los cuales me alertan sobre los posibles
desenlaces –me refiero en términos de riesgo– que puede vivir este tipo de
operaciones y por lo cual me he tomado a la tarea de exponerlos en este
artículo.
Lo primero que deseo alertar, es
que por más que así lo expongan sus comercializadores, este tipo de operaciones
no son ni autorizadas ni vigiladas por la Superintendencia Financiera. Muy
seguramente ya habrá algún lector con ganas de contradecirlo, pero antes de recibir
cualquier tipo de observaciones les voy a compartir el argumento por el cual la
Superfinanciera no considera de su competencia este tipo de operaciones.
Simplemente porque este tipo de operaciones no se considera captación masiva y
recurrente de recursos del público, porque los comercializadores compran en
posición propia –con fines ilustrativos y para quienes no entiendan el
lenguaje, la posición propia se le conoce a aquella operación que se asume como
su nombre lo indica en posición propia y a riesgo propio– unos pagares y luego
los ofrecen en venta a unos clientes para que estos los compren; es como ver a
los comercializadores de vehículos usados, compran un automóvil a un precio especifico
con recursos propios, asumiendo el riesgo y al mismo tiempo que lo están
comprando le buscan mercado para salir a revenderlo, un ejercicio pleno de comercialización
que no tiene nada de ilegal. De esta manera, los comercializadores pueden
afirmar que no incurren en captación masiva y recurrente de recursos del
público –cosa que es cierta– y que por lo tanto no hay riesgo alguno de una
intervención por parte de los entes reguladores –recuerde que para este caso la
autoridad competente sería la Superintendencia de sociedades– y que ante
cualquier tipo de evento que lesione los derechos de los “inversionistas” será
competencia de esta superintendencia.
Muy bien, hasta ahora no hay
nada fuera de la ley y no voy a convertirme en el abogado de nadie para
buscarle el quiebre a este instrumento, por si es esto lo que esta busca amigo
lector, prefiero ser franco y no deseo decepcionarlo, porque este no será el
propósito de este escrito. Pero lo que si deseo hacer con este es mostrar lo
que me preocupa sobre el tema y los escenarios que podría afrontar en caso de
seguirse materializando los eventos que considero de alerta para el mismo.
Desde el año 2006 cuando se
empieza a vivir una turbulencia financiera en los mercados del mundo, Colombia
empezó a transformar su mercado de valores y por lo tanto el tamaño del mismo.
Evento que provocó la desaparición de varias firmas comisionistas ya sea por
extinción o por fusión –para poder sobrevivir a los eventos que deterioraron la
confianza del inversionista como única salida–. De esta manera, se gestó un éxodo
de comisionistas (parte comercial de las firmas) con el pasar de los meses por
esa misma transformación –recomiendo leer “¿Es
la diversificación una alternativa eficiente para manejar todo tipo de
inversión?”– ocasionando que esa fuerza comercial quedara estacionada y lo
peor del asunto con remotas posibilidades de ubicarse nuevamente en el medio.
Así pues, este tipo de instrumentos paralelos, permitieron capturar un completo
ejército de personas –desde excomisionistas, exfinalcial advisors AFP´s y
gerentes de oficinas de bancos– muy conocedoras del mundo financiero, donde hay
grandes ventajas en términos de comisiones y para ayudar a esa ebullición de
ese mercado naciente, fue la posibilidad de la liberación de las fuertes
restricciones que exige el mundo vigilado de la Superfinanciera y el Autoregulador
del Mercado de Valores (AMV).
Así pues amigo lector, si no
alcanza a medir la dimensión de las cosas que le expongo, le comparto algunos
ejemplos. Un gerente de cuenta –conocido también en el argot popular como
corredor de bolsa– en una firma comisionista debe generar mínimo tres veces su
salario base (parte fija) mensual en comisiones (comisiones cobradas a sus
clientes, que pueden variar dependiendo del tamaño del cliente, la frecuencia
de operación y el canal por el cual el inversionista realiza sus operaciones) para
poder estar en zona potencial comisionable (parte variable del salario), del
cual en caso de darse, el comisionista recibe en promedio el treinta por ciento
(30%) sobre ese mayor valor mínimo exigido después de gastos. Así pues, ver esta
nueva posibilidad en este nuevo tipo de operaciones donde por cada cien
millones captados a un plazo de cinco años, el comercial recibe el seis por
ciento (6.0%) de comisión, esto de primera mano hace una diferencia aterradora
frente a lo que una firma comisionista de bolsa, AFP o banco le puede ofrecer a
este tipo de profesionales.
Ahora bien, como este nuevo tipo
de mercado con este nuevo tipo de instrumentos sobrevive a la luz por fuera de
la jurisdicción de la Superintendencia financiera, los argumentos para su venta
pueden ir mucho más lejos de lo que las malas prácticas generaron dentro del
sistema que supervisa la Superfinanciera y que dieron origen al AMV. Quiero
aclarar que no estoy señalando a nadie, ni mucho menos, pero si quiero
advertirle que si usted es de los que se cree un completo rentista de capital
que aventaja a su entorno porque sus rentabilidades son de dos dígitos sin
ningún tipo de riesgo, esta advertencia no le sobraría atenderla.
Uno de los casos en los cuales
me ha sorprendido mucho a la hora de vender este tipo de vehículos, es ver como
incitan en su argumento a que el cliente realice operaciones de carry trade –para
quien no sabe que es el carry trade, le explico que es tomar deuda para
invertir en un instrumento que le permite rentar por encima del costo de la
deuda y así generar usufructo con dinero prestado– es decir, ”tome deuda con el
banco e invierta en este tipo de activos, tendrá una ganancia garantizada prácticamente
sin despeinarse” una afirmación que se puede escuchar en torno al cierre de la
venta. Quiero expresarle amigo lector, que yo particularmente soy un adicto al
riesgo y mi perfil permite asumir altos niveles de riesgo, pero un carry-trade
es una de las operaciones más riesgosas que existen en el mundo financiero,
porque recuerde que usted se apalanca con dinero ajeno y debe esperar que su
inversión o activo productivo cubra esos costos, para que no se vea afectado su
perfil financiero. Sin embargo, este tipo de operaciones no es apta para todas
las personas y menos si desconocen la naturaleza de las inversiones en
instrumentos financieros. Así mismo, quiero confirmarles que bajo las premisas numéricas,
este vehículo permite el carry-trade, pero recuerde que esta opción lo expone a
altos niveles de riesgo; es como pedir prestado a un banco para comprar una deuda de otra persona que ha tomado una deuda en otro establecimiento de crédito, donde se engrana un efecto cascada sin fin –esto me acuerda mucho a los instrumentos sintéticos en Estados Unidos donde el colateral era la hipoteca de una persona de alto riesgo– donde los resultados ya son más que conocidos por el mundo.
Por otra parte, quiero tomar
otro de los fuertes argumentos de venta que usan como afirmación persuasiva
ante sus clientes: “Este tipo de instrumentos va contra la nómina pública,
especialmente policía y fuerzas militares, es decir, que siempre habrá pagares
para comprar, porque es la nación quien paga y está nunca se va a quebrar”;
si usted tal vez no lo ha notado, las finanzas públicas afronta uno de los
ciclos más complejos de los últimos años lo cual ha generado firmes posturas a
reducir fuertemente su presupuesto en gasto e inversión, este tipo de
decisiones afecta por un lado al tamaño del estado y por lo tanto, a posibles
supresiones de personal en todas las áreas y frentes (sería bueno traer los casos de default de países como Argentina, Grecia e Islandia, por mencionar algunos). Sin contar, que desde
hace más de tres años se negocia el tamaño de la fuerza pública en las
negociaciones de paz en la Habana. Por lo tanto, me inquieta mucho que se pueda
mantener el mismo ritmo de emisión de pagares como se viene dando hasta ahora y
segundo que se pueda sostener la promesa de reemplazar los pagares siniestrados
en la medida que estos se revienten de manera exponencial por una masiva
reducción de la fuerza pública.
Y por último, para no hacer más
extenso este artículo de lo que ya es, quiero abordar la afirmación que da
confianza a sus inversores. Javier, es que esta compañía hace parte de las
quinientas (500) compañías más grandes de Colombia y mantiene crecimientos importantes
que le dan mayor respaldo patrimonial; se ha preguntado lo siguiente: ¿qué cree que podría pasar con una de estas empresas que maneje un patrimonio entre $50.000 y $70.000 millones de pesos y logre vender $1 billón de pesos en este tipo de instrumentos, en el cual es deudor solidario y se le siniestra aproximadamente el 5% de la cartera vendida y no pueda reemplazar con otros pagares dichas obligaciones? sé que es un escenario que nadie quisiera vivir, pero allí estala probabilidad y no desaparecerá por más que tratemos de negarlo. Para que contextualice esta afirmación
le quiero recordar el fatídico caso de Interbolsa, que para aquel entonces donde
brillaba por sobresalir como la firma más grande del país, hoy sólo queda un
dolor profundo en los bolsillos de quienes compraron esa misma idea.
Por esto querido lector, es que
a quienes me preguntan por este tema, les indico que primero no tengo en mi
portafolio una exposición para este activo (buscando ser lo más transparente y
objetivo en mis observaciones) y que por lo tanto si existiera, le daría como
máximo entre el 5.0% y el 7.0% del mismo para exponerlo a este activo,
dependiendo del tamaño del portafolio y de la exposición al riesgo que lo
quiera someter. Así pues, deseo terminar con esto mi posición sobre el asunto y
advertir, que esto potencialmente es una bomba de tiempo que podría estallar en
el momento menos esperado.
Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
http://edubursatil.blogspot.com.co
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