Un mal hábito que encierra nuestra pobreza
Uno de los peores hábitos que tenemos los colombianos es
afirmar cosas que creemos que son ciertas cuando ni siquiera se ha tomado el
tiempo para corroborar con datos concretos lo que afirmamos.
El motivo por el cual escribo hoy este artículo, es debido a
que al medio día escuchando las noticias locales, en medio de una protesta en
Bogotá generada por la insatisfacción en el servicio de Transmilenio, el
periodista haciendo su trabajo le pregunta a uno de los manifestantes las
razones por las cuales bloqueaban tanto la estación como los carriles donde los
buses articulados transitan (evitando así la prestación del servicio). En
varias ocasiones escuché la afirmación: “Colombia tiene el tiquete más caro
para usar el transporte público en Suramérica”. De inmediato me asaltó la
siguiente pregunta: ¿de dónde habrá sacado ese dato esa manifestante?¿Cual sería
la fuente de dicha conclusión?.
Me dí a la tarea de averiguar el costo del pasaje del bus
urbano en Suramérica, excluyendo a Venezuela debido a la falta de veracidad en
los datos y por ello decidí por razones metodológicas excluir del cálculo a
dicho país. De esta manera, llevé a pesos colombianos cada uno de los valores
que se cobran en cada país por el tiquete de bus urbano, para lograr así una
equivalencia que me permita concluir si Colombia es el país más caro o no en Suramérica.
Antes de dar cualquier conclusión deseo ser preciso en mi
objetivo y especificar que no vamos a evaluar ni el poder adquisitivo, ni las
condiciones macroeconómicas de cada país, para no desviarnos del tema.
De esta manera, encontré después de evaluar los tipos de
cambio de cada moneda frente al dólar (moneda que usaremos como puente) que el
país con el tiquete más costoso en Suramérica es Brasil con un valor de tiquete
aproximado de $2.548,10 (Valor aproximado), seguido por Chile con un valor
aproximado de $2.258,80. Colombia se ubica en el sexto lugar de nueve países evaluados
en Suramérica, mientras que Bolivia es el país con el tiquete más barato
actualmente. Lo anterior, desvirtúa entonces cualquier afirmación en torno a lo
escuchado en las entrevistas obtenidas en medio de las manifestaciones en la
ciudad de Bogotá, el día de ayer (13 de febrero de 2014).
Lo curioso del tema, es ver cómo en Colombia existe un mal
hábito en medio de la opinión pública de replicar afirmaciones sin ningún tipo
de responsabilidad en cuanto a la veracidad de la misma. Repetimos sin cesar, como
casettes pregrabados con información inexacta como si fuera una completa
realidad y así lo asumimos.
Entiendo, que en medio de un malestar colectivo la única
forma de aferrarse a la protesta es el sentimiento de yugo y opresión y tal vez
la mejor forma de expresarlo es exagerando en nuestras afirmaciones.
Lo perjudicial de este nefasto hábito, es que la pereza
colectiva es contagiosa y por ende la pobreza ante la búsqueda de conocimiento es
mayor. Nos quedamos con lo primero que leemos o escuchamos de los medios de
comunicación, nuestros amigos o profesores (por mencionar una de las
principales fuentes de obtención de información). Por ello, manipular la
opinión pública (sin importar el tema) en Colombia es tan sencillo como encontrar
un articulado de transmilenio en hora pico copado y atestado de gente.
Lo peligroso de este mal hábito es ver una opinión pública
contagiada de una de las principales causas de la miseria que es la pereza
colectiva como nación.
Javier Andrés Alzate MTrader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
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