No le creo a Santos y mucho menos a este que no es un Santo -perspectiva de una mirada económica
Escuchar
hablar de promesas para un próximo gobierno del aspirante presidente a ser
reelegido me produce la imperiosa necesidad de escribir desde el plano
económico el ¿por qué no le creo a Santos y mucho menos a Juan Manuel?.
En épocas donde asistía a la secundaria hablar de historia me producía toda clase de cosas menos interés, tal vez por la forma obligada en que teníamos que aprender y memorizar hechos en los cuales no encontraba el mayor atractivo. Sin embargo, con el pasar del tiempo y en la medida que me inquietaba por la economía fui entendiendo la importancia de los hechos que construyen día a día la historia y su vínculo inseparable con la política.
Ahora bien, teniendo presente esta inseparable conexión, hay varios acontecimientos ocurridos en nuestra historia económica que no podemos pasar por alto y por esta razón toman mayor relevancia el día de hoy que se habla tanto de promesas políticas que incidirán en mejores cifras en términos económicos.
En 1998 en Colombia estalla una de las crisis económicas más dolorosas que podamos recordar, gestada desde el sector inmobiliario por efectos de la efervescencia artificial de una demanda irreal. Sin embargo, para poder sortear la misma y sostener el sistema de pagos del país Juan Camilo Restrepo –Ministro de Hacienda para la época bajo el gobierno del Sr Andrés Pastrana- firmaron el decreto legislativo 2331 de 1998 por el cual se estableció la contribución (2x1.000) sobre las transacciones financieras como mecanismo transitorio de financiación para resolver la difícil situación por la que atravesaba los sectores financieros y cooperativo. Sin embargo, este decreto legislativo se convierte en contribución permanente gracias a la firma de la ley 633 de 2000 bajo el gobierno del mismo presidente pero con un Ministro de Hacienda distinto (Juan Manuel Santos) y el cual se conoce hoy en día como (Gravamen a los Movimientos Financieros –GMF- 4x1.000). Un tributo que a la fecha cumple ya casi diez y seis (16) años y que recauda al año una nada despreciable suma de alrededor de $5,4 Billones de pesos equivalente al 0,62% del PIB de Colombia. Un tributo que erosiona la bancarización de la población y es tan inconveniente que la misma Unión Europea no ha podido implementarlo buscando encontrar ingresos para el fisco que ayuden a sanear las finanzas de sus naciones. Sin embargo, mucho se comprometió el actual mandatario (Juan Manuel Santos, en adelante JMS) en desmontarlo (una medida más electoral que administrativa, debido a que el desmonte de este gravamen generaría un gran hueco fiscal para el país, por lo cual se tendría obligatoriamente que hablar de un reemplazo a este y nada raro sería escuchar una propuesta para aumentar la base del impuesto sobre las ventas -IVA- o gravar con este algunos productos de la canasta familiar) –muy seguramente su cargo de culpa lo obliga a rectificar sobre este tema- y que a partir del 2013 se empezaría a desmontar y se haría gradualmente cada año, pero como todas sus promesas termino en nada y el gravamen se mantuvo ante los cuantiosos gastos que generó la emergencia invernal en el país y bajo este pretexto no sólo se quedo, sino que también el Ministro de Hacienda (Mauricio Cardenas Santamaria) propuso un posible aumento adicional que gracias a la divina providencia no tuvo ningún eco –Recomiendo leer GMF, un mal impuesto publicado en el diario Portafolio-.
Por otra parte miremos lo que sucedió con sus afirmaciones sobre los impuestos cuando estaba en plena campaña presidencial en el año 2010 y en medio de los diferentes debates televisados afirmaba “que no subiría los impuestos y que lo escribiría en piedra o en mármol si era necesario”, sin embargo, en lo que va de su gobierno se han llevado a cabo dos reformas tributarias.
Ahora bien, miremos entonces después de casi cuatro años de mandato otros aspectos neurálgicos económicamente hablando a los cuales JMS se comprometió a impulsar para que el país continuara creciendo a ritmos no solamente sostenibles sino que también permitiera ser la joya de la corona para todo Suramérica. Me estoy refiriendo a las locomotoras que tanto publicitó el Sr presidente al iniciar su gobierno y a los cuales consistía en enfocarse en los siguientes sectores: Infraestructura, agricultura, vivienda, minería e innovación.
Empecemos
evaluando la infraestructura: hoy casi quedando tan sólo meses de vigencia para
el actual mandatario, apenas se han aprobado ahora en el mes de Mayo tres concesiones
viales de las tan anunciadas y conocidas como de 4G, es decir, que esta
locomotora aun esta en proceso de iniciar su marcha.
Agricultura:
para nadie es un secreto que este ha sido tal vez el sector más golpeado por el
abandono del gobierno nacional y por el cual no ha tenido una política clara de
proyección sino por el contrario de reacción. Me estoy refiriendo a las
reacciones tratando de disolver las varias manifestaciones que se tradujeron en
paros nacionales en el sector y que sólo encontraron eco en el presupuesto
nacional bajo las presiones de hecho de los campesinos. Un sector que en
promedio ha crecido a un ritmo del 3,0% en promedio (periodos evaluados
comprendidos entre 2003-2007, tratando de eliminar el ruido de la situación
internacional de los commodities a partir del 2008) ha visto disminuido su dinámica
desde el 2010 a un crecimiento promedio del 1,9%. Lo curioso de las cifras, es
que la producción de café (sector que protagonizó uno de los más recientes
paros nacionales por lo delicado de su situación) es el que le inyecta una dinámica
exuberante para el 2013 y crecer el sorprendente 5,2% (cifra nunca antes vista
en los últimos diez años).
Minería:
Este es otro de los sectores que ha mostrado una notable desaceleración en términos
de crecimiento, pasando de un saludable desempeño del 12,3% para el cierre del
año 2010 a un aceptable 4,9% para el cierre del 2013. Esto sin contar con todas
las talanqueras y demoras en la entrega de las licencias ambientales para la
explotación del suelo alrededor del país.
Construcción:
Este sector gracias al Plan de Impulso para la Productividad y el Empleo (PIPE)
que se inicia desde el segundo trimestre del 2013 le inyecta mayor dinamismo a
este. Lo anterior se da, debido a que los años 2011 y 2012 el sector crece un 5,7%
y 6,0% respectivamente, cifras que se ubica por debajo al promedio (7,3%) de
los ocho años anteriores (2003-2010). Este mismo plan incluye las cien mil
viviendas gratis que en condiciones de dinámica económica ayudan a la evolución
del sector; contribuyen así mismo y de manera calculada a mejorar la imagen
electoral de los gestores políticos.
De
está forma haciendo un barrido general de las cuatro locomotoras tal vez la
única que mostró algún avance fue la construcción, mientras las demás si quiera
se mueven y por el contrario empiezan a mostrar signos evidentes de
desaceleración casi que llegando a detenerse.
Pero
evaluemos que ha pasado con otros sectores de la economía igual de importantes
que no se incluyen en el ambicioso plan de las locomotoras.
La Industria:
La industria cómo uno de los sectores más importantes para la generación de
empleo en los últimos tres años ha crecido en promedio en 0,5%, cuando el
promedio de crecimiento mostrado desde el 2003 hasta el 2010 fue del 3,8%. Lo
anterior evidencia que la industria se contrae de manera preocupante y su dinámica
se deteriora con velocidad.
Empleo:
Aunque mucho se ufana el actual gobernante de las cifras de un solo digito que
se han alcanzado en términos de generación de empleo, me di a la tarea de
evaluar a profundidad las razones estadísticas por las cuales se puede llegar a
concluir dicha tendencia. Si miramos en detalle el desempeño de dos de los
sectores más importantes en términos de generación de empleo que son la
construcción y la industria, vemos como el primer sector sigue en una dinámica artificialmente
positiva, pero al fin y al cabo positiva, mientras el segundo con muchas
dificultades para mantener su dinámica (en los dos últimos años en vez de
crecer ha decrecido en promedio en 1,2% por año), esto quiere decir entonces ¿qué
la mayor parte de empleos lo esta cargando el sector construcción?, tal vez si,
pero la verdad es que el DANE ha realizado un cambio metodológico en la manera
de calcular la población económicamente activa (PEA) que se encuentra empleada;
de está manera tenemos que el Departamento Nacional de Estadística en su nueva
metodología asume como empleado aquella persona en edad para trabajar que al
menos haya trabajado una hora en el último mes para incluirla dentro del calculo.
Entonces tenemos así una base de personas empleadas y por ello la cifra cae con
dinámica hasta ubicarse por debajo del tan detestable diez por ciento (10%).
Sin embargo, según los tecnócratas de la economía para poder lograr que la tasa
de desempleo de un país disminuya en un uno por ciento (1%) la economía debe
crecer por encima del cinco por ciento (5%) y Colombia hasta ahora trata de
llegar allí pero aún no crecemos sostenidamente por encima de esa cifra.
Por
todo lo anterior, insisto que las cifras económicas no mienten en el desempeño general
real de la economía (recomiendo leer “El
PIB en cifras, ¿una preocupación política o institucional?” y que JMS no ha
hecho nada más que vender un ambiente artificial de nuestra economía y que
depende única y exclusivamente del sector de la construcción para mostrar
desempeños sostenidos alrededor del cuatro por ciento (4%). De está manera, lo que acabo de exponer es sólo una pequeña fracción de los diferentes ejemplos que muestran los engaños en términos económicos. Es importante resaltar que evité mencionar los ejemplos en términos políticos para no hacer mucho más extenso este artículo de lo que ya es. Por ello, sigo sin creerle a
Santos y mucho menos a Juan Manuel que no es ningún santo.
Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
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