La reforma tributaria: Un detonante a la desaceleración real del PIB
Ayer en medio de un almuerzo rodeado de un gran campo de golf y de personas del medio financiero, tratando de enhebrar las variables que pueden afectar directamente el comportamiento general de la economía colombiana para el 2015 y el 2016, me asaltaba un goulash de inquietudes sobre las bases que se toman de referencia para predecirlo.
Iniciando el año las monedas
emergentes se sumergían en una revaluación constante y el peso Colombiano la vivió
en un término mayor al finalizar el mes de Mayo producto de un “Upgrade” por
parte del JPMorgan en su índice de deuda soberana para países del EMBI; para
ese entonces, nadie tenía en su radar lo que pudiera pasar con la crisis
geopolítica alrededor del globo y lo que perjudicaría el precio del petróleo.
Tan sólo uno de los analistas económicos hablaba en ese momento de un proceso
de fortalecimiento del dólar y por ende un debilitamiento del peso Colombiano
(en adelante COP) a costas de los chistes sarcásticos de sus colegas.
Pero el plato fuerte no podría
ser uno diferente que la regla fiscal y su actual puesta a prueba (me refiero a
los comensales). No cabe en mi cabeza, que en el gobierno actual (desde 2012)
se han aumentado notablemente los ingresos de la nación gracias al mayor
recaudo tributario y no es posible que estemos viendo las afugias fiscales de
un déficit que se augura sea mayor al 2.4% del PIB y que obligue a realizar
cada 12 meses una reforma tributaria tratando de apagar el incendio inminente
de recursos para sostener las “promesas” mutantes del actual mandatario.
Si fue precisamente la adopción
de la regla fiscal que nos permitió el aval de las calificadoras de riesgo con
sus “outlooks” de mejora y obtener el acceso a un mercado internacional que
nadaba en liquidez y que ya empezaban a mirarnos con unos mejores ojos. Sin
embargo, si el precio del petróleo se mantiene por un prolongado tiempo en zona
de los USD$60 por barril, la comisión de expertos que sugiera cual será el
precio promedio del crudo en el 2015 pondrá a prueba entonces al gobierno y por
ende a la regla fiscal, porque ello llevará a que se asuma inevitablemente a
una nueva reforma tributaria en menos de un año (reforma que con una mayor
probabilidad tocará la base del IVA), se aumente la porción de la deuda en
relación al PIB ya sea interna o externa y por último, aunque se ha escuchado
no se han visto cifras por ningún lado del ajuste real en el gasto del aparato
público.
Por todo lo anterior, como
preámbulo y abrebocas de tan exquisito evento, la reforma actual debe ser
evaluada. Hasta el día de ayer que se definía en última instancia y a tiempo
extra en el congreso la aprobación de la misma, el mercado de renta variable
habría sufrido el mayor desprecio por parte de los inversionistas que trataban
de proyectar los posibles impactos de las utilidades futuras a costas del voraz
apetito que planteaba la reforma en discusión.
Pero ¿por qué preocuparnos?, por
nada más y nada menos que la perpetuidad del gravamen a los movimientos
financieros, el impuesto al patrimonio y la sobretasa al CREE. No importa que
se haga, la solución será siempre la menos salomónica y se abogará más por el
cambio del nombre a los impuestos con la modificación de la base para su
cálculo y no un cambio en profundidad que permita las reglas claras en el
horizonte lejano. Con todo esto, no hay nada más perjudicial para el frágil
desempeño de la economía colombiana que esta reforma apresurada que lo único
que generará es detonar la desaceleración del PIB en Colombia.
Habrá quien pregunte y con razón
–es lo que vende los medios masivos de comunicación– ¿cómo que una frágil
economía? Si miramos con mayor detalle el desempeño el PIB de Colombia para el
III-Trim/14 vemos lo siguiente:
Con la anterior foto, la
construcción por si tal vez amigo lector no lo tiene presente se mueve bajo los
efectos de la efervescencia del subsidio tal como muestra el siguiente cuadro.
Sólo pongamos sobre la mesa la siguiente
pregunta: ¿si la economía va tan bien y tiene tanta fortaleza, para qué seguir subsidiando
el sector de la construcción? ¿Refugiaremos la respuesta en que la industria
manufacturera no logra crecer de manera sostenida?
Así que con uno de los sectores
que más dinamiza la economía (sector manufacturero) recibirá un año nuevo con
una carga impositiva mayor que socavará sus utilidades y por lo tanto la
posibilidad de generar mayor inversión que redunde en absorber mano de obra,
puede verse afectada notablemente, sin contar con la latente posibilidad de
mejorar márgenes para sus inversionistas y tomar de entrada la opción de
reducir el tamaño de las nominas. Aunque hay que reconocer que la actual
devaluación del COP puede dar un alivio importante a sus estados financieros.
Por lo tanto, no se podrá
subsidiar como gradiente el sector de la construcción y simplemente afirmar que
la clase media no se verá afectada con la actual reforma tributaria, es
puramente demagogia, porque está será la cuota inicial de la desaceleración del
PIB; sólo basta con mirar las modificaciones hechas por los diferentes analistas
tanto nacionales como internacionales al indicador.
Veremos a un gobierno exponiendo
a la nación a mayor deuda y asfixiando vía impuestos al aparato productivo,
para sostener su abultado nivel de gasto actual y estará obligado a ejercer
medidas de choque en caso que la economía reaccione negativamente en el futuro
a causa del acomodo económico de algunas de las naciones más importantes en el
mundo, mientras aparecen nuevos elementos fuera del radar para justificar los
desaciertos en las proyecciones.
Javier Andrés Alzate M
Trader-Coach-Fundador
EDUBURSÁTIL
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